domingo, 13 de diciembre de 2015

El disfraz del pretencioso

–¿De qué vas disfrazado? No consigo adivinarlo.

Se echó un trago antes de responder.

–¿No lo adivinas?

Le miré de arriba abajo. Ni idea. Desde luego no era como Salvador que, no había duda, iba de Cervantes, con su lechuguilla, su jubón y sus medias. Había logrado un buen efecto pintando su mano izquierda de gris y dejándola colgar fláccida a un lado del cuerpo.

Moisés llevaba algún tiempo apareciendo a nuestra tertulia semanal sin afeitar. Ahora tenía un divertido bigote. Para evitar preguntas, se presentó a la fiesta con una taza y una magdalena. Cuando alguien le pedía una foto, no olvidaba llevarse la mano a la mejilla.

También teníamos un Kafka, un Homero, un Hemingway, un García Lorca, pero ¿de qué demonios iba disfrazado Juande?

–Vamos. Dime de una vez quién eres. ¿Mailer?

–¿Ese idiota? No. ¿No lo ves…? Voy disfrazado de mí mismo.


[Microrrelato presentado al Certamen de ENTC del mes de febrero de 2014.]

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