domingo, 15 de noviembre de 2015

El fantasma declinante

Mi manto, el manto que me permitía sentir cierta corporeidad, se deshilacha, va desapareciendo, cada vez es más pequeño. No sé qué quedará de mí cuando todo acabé. ¿Será el fin?

Al menos, no tendré que soportar sus risas, sus burlas, que me lancen líquidos, restos de comida. Quizá ahora podré recorrer la casa sin que noten mi presencia, más tranquilo. Podré observarles sin que sospechen que les espío. Seré yo quien se burle de ellos.


[Microrrelato publicado en 280 y punto.]

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