Los años felices habían pasado demasiado rápidamente. Había visto envejecer a su esposo. Cuando finalmente murió, un dolor inconsolable afligió a la reina. Sufrió un ataque de locura: robó el cuerpo de su esposo y lo llevó al bosque. La reina se abrazó a él y cerró los ojos. Arwen soñó que retornaban los bellos tiempos de Rivendel, cuando se enamoró de aquel montaraz vagabundo.
[Microrrelato publicado en el blog El Bic Naranja.]
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